Mantén el calefactor alejado de fuentes de agua como lavabos, bañeras, duchas o piscinas. Nunca lo uses con las manos mojadas, ni lo sumerjas en agua, para evitar riesgos de descarga eléctrica.
No coloques el calefactor cerca de materiales inflamables como cortinas, ropa, papeles, toallas, muebles o cualquier otro objeto que pueda arder. Mantén una distancia mínima de 1 metro de cualquier material inflamable.
Asegúrate de que las rejillas de ventilación del calefactor no estén obstruidas por objetos o polvo. El bloqueo de estas rejillas puede causar un sobrecalentamiento y daño al calefactor.
Evita usar el calefactor en lugares con alta humedad, como el baño, a menos que esté diseñado específicamente para ser usado en ambientes húmedos. El riesgo de descarga eléctrica aumenta en lugares húmedos.
No dejes el calefactor encendido sin supervisión, especialmente cuando haya niños o mascotas cerca. También, no lo dejes encendido durante toda la noche sin supervisión para evitar riesgos de incendio.
No pongas ninguna tela, toalla u otros objetos sobre el calefactor mientras está encendido, ya que esto puede bloquear la ventilación, provocar sobrecalentamiento y generar un incendio.
No muevas ni manipules el calefactor cuando esté encendido, ya que el riesgo de quemaduras o caídas es mayor. Si necesitas moverlo, asegúrate de que esté apagado y enfriado.
Si el calefactor muestra algún signo de mal funcionamiento, como chispas, olores extraños o ruidos inusuales, apágalo y no lo uses hasta que sea revisado y reparado por un técnico cualificado.
Mantén el calefactor fuera del alcance de los niños y supervisa su uso para evitar que los niños lo toquen mientras está caliente o en funcionamiento.
Si tu calefactor tiene salidas de aire o ventilación, asegúrate de que no estén bloqueadas o cubiertas por objetos cercanos. Esto puede afectar su rendimiento y aumentar el riesgo de sobrecalentamiento.